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R4ml
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Publicado: Jue Jun 18, 2009 10:47 pm T�tulo del mensaje: Obscurus Gladius Magister por Zeldin |
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Pr�logo
-Vamos. Toma mi mano.
-�Olv�date de m�! �Ve a prevenir a los dem�s!
El muchacho no titube�. Su compa�ero intent� levantarse por s� solo. �l no mir� atr�s, sigui� su camino lo m�s r�pido que le permitieron sus piernas. Pod�a sentir como retumbaba la tierra. Las tropas invasoras estaban muy cerca. Si no se daba prisa, sus compa�eros no tendr�an oportunidad de escapar.
El cielo estaba oscuro como de costumbre, pero retumbaba con gran fuerza y lanzaba destellos aterradores, algunos incluso tocaban le tierra y causaban incendios. Eso nunca hab�a pasado en el Reino Oscuro.
No recordaba haber visto antes tales calamidades. Todo empez� desde que llegaron las bestias del otro mundo, y su l�der: �l era el verdadero culpable. Los habitantes de las sombras hac�an todo lo posible por defender su territorio, pero el enemigo era muy poderoso, hab�a avanzado con gran rapidez. En poco tiempo tuvo a la mitad del reino bajo su dominio.
Y ah� estaba �l, corriendo por su vida y por la de sus compa�eros. No le importaba realmente lo que pasara con sus vidas, mientras pudiera conservar la suya. Sencillamente no iba a someterse. Jam�s se dejar�a gobernar, y mucho menos por un ladr�n que ha venido de otra dimensi�n a usurpar su tierra. Pero no pod�a luchar solo contra el enemigo. Necesitaba aliados.
Al fin pudo ver la aldea en donde le esperaban sus compa�eros. Subi� al m�ximo su velocidad. Baj� por una ligera cuesta al final de la cual se encontraba su hogar. Cuando por fin la alcanz�, empez� a alarmar al resto. Hab�a pocas �personas� afuera.
-�Las bestias se acercan! �V�yanse todos de aqu� ahora mismo!
-�De qu� hablas?-pregunt� una criatura peque�a, con ojos brillantes y una voz chillona.
-�Huye, Abi! �Y avisa a los dem�s! �HUYAN TODOS! �LOS ALIADOS DE GANON VIENEN A ATACARNOS!
E inmediatamente todo signo de calma y orden desapareci�. La gente escuch� el aviso y sin prepararse para lo que viniera despu�s empez� a abandonar la aldea. No todos segu�an el mismo camino. Unos corr�an en direcci�n hacia los Bosques de la Miseria, algunos como Abi usaban sus flores para escapar con las corrientes de aire. Los dem�s decidieron ir a ocultarse a las cavernas de los Montes de Dal�s al noreste, muy cerca de all�. Era una aldea muy peque�a, por lo que fue cuesti�n de poco menos de una hora para que ning�n ser viviente quedara en ella.
Las bestias arrancaban enormes cantidades de polvo con sus pesados trotes. Corr�an veloces y feroces. Se detuvieron un momento en lo alto de la pendiente a la orden de sus jinetes.
-Es un sitio demasiado peque�o-se quej� uno de ellos- �Qu� ganamos con asaltar un lugar as�?
-Da igual. Son �rdenes del mismo Rey de la Oscuridad-dijo el que superaba al resto en tama�o y rango. Llevaba una capa roja y un casco, al contrario de sus subordinados que pr�cticamente iban desnudos. Aunque no se pod�a decir que iban desnudos, despu�s de todo, no necesitaban vestimentas. Eran todos unos esqueletos, sin piel, sin entra�as. Ninguno de ellos estaba vivo. Su descanso se hab�a visto interrumpido por el llamado de aqu�l que en esos momentos intentaba proclamar este mundo para s�.
-�Aaaarg!
Aqu�l grito fue la se�al para avanzar hacia su objetivo. Arrasaron con todo, saquearon e incendiaron las casas, lanzaron amenazas a su alrededor, pero nadie apareci�.
-Nada pudimos encontrar-inform� uno de los Stalfos a su l�der-. Todos escaparon.
-No podemos llevarle esta noticia a Lord Ganon. Ha pedido la cabeza del tal Shadow y se la vamos a entregar cueste lo que cueste. Los dem�s no importan. �Vamos! No deben andar lejos. �Aaarg!-al paso, tumb� un letrero que dec�a <<Bienvenido a Sevicea>>.
As� comenz� la cacer�a.
Mientras tanto, un peque�o grupo se adentraba en los tenebrosos y extra�os bosques a los que s�lo los ignorantes y los dementes se atrev�an a entrar. Parec�a que estuviera haci�ndose de noche en tanto que corr�an a las profundidades. Una niebla espectral descend�a sobre ellos. Era algo casi sobrenatural, pero as� era todo en el Reino Oscuro.
-Vamos� a detenernos un momento� �si?
-�No podemos detenernos ahora!-grit� el muchacho de ropas negras- �Sigan corriendo si no quieren que los maten!
El chico sigui� corriendo hacia los m�s negros rincones, seguido por un grupo de criaturas con las que no ten�a semejanza alguna. Los �rboles burlones los miraban al pasar frente a ellos. Uno de sus compa�eros tropez�, no quer�a devolverse pero lo hizo.
-No hay que perder tiempo. Lev�ntate.
Ayud� a ponerse en pie a su compa�ero. Una peque�a pero corpulenta criatura con un solo ojo, y un cuerno que sobresal�a en su frente. A�n as� apenas le llegaba a la cintura al muchacho.
-Gracias-dijo.
-Olv�date de eso-respondi� el chico, mir�ndolo con sus ojos amarillos y brillantes.
De repente todos dejaron de correr. Se hab�an quedado mir�ndolo mientras se acercaba.
-He dicho que no se detengan. �Qu� es lo que esperan?
-�Hacia donde demonios iremos, Shadow? Jam�s hemos estado en este sitio. Es de locos�
-He venido much�simas veces desde que tengo memoria. S�lo s�ganme, conozco un escondite.
El muchacho corri� de nuevo hacia lo m�s oculto de los Bosques de la Miseria. Los dem�s lo siguieron, no porque tuvieran mucha confianza en sus palabras, sino porque no ten�an otra opci�n. Eventualmente, llegaron a un espacio bastante despejado, en cuyo centro se hallaba un anciano y triste �rbol. En verdad era de una altura impresionante. Ten�a dos hoyos y una abertura en su tronco que daban la impresi�n de ser un rostro. Uno muy triste. Al verlo sintieron que se les estremec�an las entra�as.
-Alto-dijo Shadow. En cuanto detuvieron la carrera, se tiraron todos al suelo. El c�clope hab�a ca�do sin querer sobre uno de ellos.
-�Qu�tate de encima m�o, Fitus!-grit� la peque�a criatura, parecida a una rata, pero �sta ten�a un pelaje rojo, andaba en dos patas y no ten�a cola.
-Perd�n. En esta oscuridad es muy dif�cil ver por donde va uno.
Todos oyeron un sonido extra�o. Parec�a un suspiro profundo. Hab�a sido el gran rostro apenado que los miraba. �ste not� que ten�a visitas, y dirigi� su vista al chico de vestimenta y cabellos negros, tez p�lida y ojos amarillentos, casi escalofriantes. Ven�a acompa�ado por cinco sujetos.
-Oh, has venido a verme Shadow, en un momento de gran angustia� Es una pena que me veas en este estado lamentable, �qu� verg�enza! �Qu� vas a pensar de m�?
-Nunca te he visto de otro modo, Anciano Llor�n-le dijo Shadow al acercarse. Sonri� ligeramente y puso una mano sobre una de sus enormes y fuertes ra�ces-. Nos esconderemos un tiempo aqu� �de acuerdo?
-�Ah, mi peque�o y espeluznante amigo! �En qu� embrollo te habr�s metido para acudir a m� para pedir refugio!
Los que acompa�aban a Shadow se estremecieron al o�r los lamentos del Anciano Llor�n. Era la primera vez que o�an a alguien llorar de esa forma. El ruido lastimaba sus o�dos.
-�Cesa tu llanto, Anciano!-le exigi� Shadow, e inmediatamente volvi� la calma. Sin embargo el Anciano Llor�n sollozaba.
-Cuanto lamento molestarlos. Me dan tanta pena. Han tenido que dejar sus hogares para proteger sus vidas.
-�Y �l como sabe?-pregunt� uno de los compa�eros de Shadow.
-Siempre al tanto de todo, querido amigo y protector-le dijo al viejo triste.
-Oh, Shadow, t� me conoces mejor que nadie.
Cuando cay� la noche, se arrimaron al Anciano Llor�n y cayeron en un profundo sue�o, aunque s�lo despu�s de algunas horas, debido a los extra�os y escalofriantes ruidos. Hab�an decidido discutir su siguiente movimiento a la ma�ana siguiente. Sin embargo, Shadow permaneci� despierto algunas horas m�s. No le molestaban los sonidos desconocidos ni la niebla fr�a que cubr�a los bosques. De hecho le gustaba. Le gustaba todo lo que los dem�s consideraban espeluznante, peligroso o siniestro. Al fin y al cabo, esa era su naturaleza. As� permaneci� deleit�ndose con los suspiros del Anciano Llor�n hasta que sus p�rpados se hicieron pesados. Tras luchar durante horas se rindi� ante el sue�o. Pero sab�a que no pod�a esperar sino pesadillas.
-Quisiera no dormir nunca-murmur� semidormido. Finalmente, cerr� los ojos.
Ultima edici�n por R4ml el Mar Jul 21, 2009 1:54 pm; editado 1 vez |
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R4ml
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Publicado: Dom Jun 28, 2009 9:51 pm T�tulo del mensaje: |
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Cap�tulo 1: Seres de luz y seres de oscuridad.
-Duele-se quej� Shadow.
Hac�a fr�o, no pod�a moverse y algo estaba atac�ndolo. Estaba en medio de la oscuridad, nada pod�a distinguirse en esa negrura. Sent�a como si algo tratara de arrancarle la cabeza. Ten�a sus garras en su rostro, cortando profundamente toda la piel que pudiera. La sangre se deslizaba por su cuello y empezaba a humedecer su ropa.
-�Basta!-se despert� a si mismo con ese grito desgarrador. Hasta pudo o�r el eco que se alej� r�pidamente hacia los rincones desconocidos de los bosques, gracias al cual algunas aves emprendieron asustadas el vuelo lejos de los horrores que pudieran estar asechando sus vidas.
Se sent� para poder respirar mejor. Varias hojas cayeron al suelo lentamente. Hab�a quedado sepultado por las hojas ca�das del Anciano Llor�n. Se frot� el rostro, no hab�a sangre. Estaba todo muy tranquilo. No tard� en darse cuenta de que estaba solo. A excepci�n del anciano �rbol, nadie estaba ah� acompa��ndolo. Busc� a sus amigos pensando que estar�an sepultados bajo las hojas, pero no hab�a ni rastro de ellos.
-Despierta Anciano Llor�n- le pidi� a su gran amigo.
El anciano dio un largo suspiro, y agit� sus ramas mientras daba un bostezo. Muchas hojas m�s llovieron sobre el muchacho sombr�o.
-�Qu� pasa, peque�o amigo? Siento como si hubiera dormido una eternidad.
-Cre� que no dorm�as.
-Es que nunca te hab�as despertado antes que yo. Ahora que eres grande y fuerte no necesitas que yo vele por tu seguridad durante la noche.
Shadow se acerc� sonriente y coloc� sus manos sobre una de sus enormes ra�ces para acariciarla.
-Eres como un padre para m�-le dijo con voz suave.
-�Ah!-el �rbol rompi� en llanto- �Oh, Shadow!
-No empieces, viejo amigo-le reprendi� Shadow un poco molesto.
-Es que me est�s clavando las u�as-explic� su viejo amigo.
-Oh-Shadow vio que en verdad ten�a sus u�as, que eran negras y puntiagudas como garras, presionando fuertemente sobre su protector, y quit� sus manos enseguida-. Disc�lpame. Mis compa�eros desaparecieron. Dime si sabes qu� sucedi�.
-Las criaturas siniestras de este bosque acechan silenciosamente� muy silenciosamente. No podr�a decir cu�ndo est�n entre nosotros. Es dif�cil darse cuenta cuando uno duerme en este lugar. �A d�nde vas�?
El muchacho ya comenzaba a alejarse hacia lo profundo.
-A averiguar d�nde han ido todos-le respondi�. Se detuvo y mir� al cielo un momento. El tono p�rpura ya se estaba convirtiendo en rojizo muy siniestro. Algo raro pasaba. Incluso en un mundo como �ste- No esperes mi regreso.
-�Pero qu� m�s puedo hacer? Permanecer� en este lugar siempre.
Llevaba horas en el bosque. Llam� a sus amigos en todos los caminos que recorri� pero no obtuvo respuesta alguna. Se aventur� a entrar a donde la niebla se hac�a m�s espesa y el fr�o era tal que ni los bichos se atrev�an a salir de sus escondites. Los �rboles ten�an cientos de a�os, se pod�a decir por su altura, y eran muy t�tricos, como si tuvieran esp�ritu.
Se dio cuenta de que se hab�a introducido demasiado en el bosque. No recordaba nada de lo que lo rodeaba. Aun as� sigui� buscando a sus acompa�antes, temiendo que hubieran sido atrapados por bestias. En ese lugar hab�a que tener mucho cuidado. Record� muchos relatos del Anciano Llor�n en los que siempre se involucraban monstruos y gigantes que atacaban a los forasteros que profanaban sus territorios. Si se hubiera tratado de cualquier otro sujeto, hubiera abandonado los Bosques de la Miseria a la primera oportunidad. Para este tiempo, los soldados de Ganon ya habr�an seguido su camino, muy lejos de Sevicea.
Pero Shadow ten�a una condici�n que no se ve�a muy seguido en el Reino Oscuro. Las criaturas de este mundo sol�an ser viles, codiciosas y convenencieras. Probablemente �l no se diferenciaba en ese aspecto. Todo lo que hac�a era lo que le conven�a, pero extra�amente, siempre terminaba beneficiando a m�s de uno.
As� era Shadow, un muchacho que se hab�a pasado la mayor parte de su vida visitando todas las regiones del Reino Oscuro, a�n cuando su hogar hab�a sido, desde que ten�a memoria, este bosque, y su protector, el Anciano Llor�n. El tiempo no pasaba para ninguna persona en este mundo, era como si aparecieran de la nada. No era as� para �l.
Algunos dec�an que llegaron de otro mundo, donde algo llamado Sol se alza en el cielo durante el d�a y una Luna brilla como una gran perla durante la noche. Esas eran patra�as, fantas�as sin sentido alguno que contaban los m�s maliciosos para asustar a los d�biles. Shadow no cre�a eso. Sab�a cu�n da�ina era la luz y que ninguno de ellos podr�a vivir expuesto a ella.
Se cumpli� una hora desde que el cielo comenz� a retronar, y lo que inici� como una llovizna estaba tomando niveles peligrosos. Era tal su fuerza que penetr� con facilidad entre las copas amontonadas que causaban la oscuridad aparente del bosque. Eso no le import� a Shadow. Quer�a encontrar a sus compa�eros, vivos o muertos, talvez descubrir�a una pista de las cosas extra�as que pasaban a su alrededor. Se o�an cosas muy raras. Presinti� que lo estaban acechando. Y no s�lo en esos bosques, sino en todo lugar al que iba. Nunca daba un paso sin tener esa sensaci�n de ser perseguido. <<No les dar� el gusto de verme asustado>> pens� con determinaci�n mientras continuaba la b�squeda de sus compa�eros.
Le parec�a ver sombras que se mov�an entre los arbustos y �rboles. Para un ser normal era sumamente dif�cil distinguir a los monstruos en un sitio tan tenebroso como ese. Pero para alguien como Shadow era f�cil ver aquello cuyo origen estaba en las sombras.
El suelo se estaba volviendo fangoso. Por culpa de la lluvia tan fuerte que inundaba el lugar, el lodo le rebasaba los tobillos, y ya no pod�a menos que dar zancadas para poder avanzar.
Soport� mucho tiempo el fr�o y el peligro al que se expon�a, y aun decidi� aguantar m�s. Se sigui� escuchando el eco de sus nombres pronunciados por el joven sombr�o durante largos minutos m�s. Ten�a que admitir que estar rodeado de otras personas a veces se sent�a bien. Eso le molestaba. Tener que depender de otros y que ellos dependieran de �l, limitaba su libertad para actuar y complicaba su situaci�n. �l lo ve�a de esta forma.
-�Ouch!-no hab�a visto un delgado tronco oculto entre el lodo y tropez�. Su cara ahora estaba llena de lodo.
Los arbustos se agitaron, mir� pero no encontr� nada que se estuviera desplazando cerca. Muy enojado, y a la vez decepcionado, se sent� sobre en el tronco, se frot� los ojos para remover el lodo que le bloqueaba la vista, teniendo cuidado de no herirse a s� mismo con sus u�as. �C�mo pod�a sentirse completamente solo y rodeado al mismo tiempo? No quer�a, de verdad que no, pero extra�aba ver las caras de sus compa�eros. Casi todas las criaturas parlantes que hab�a conocido, y que no le parec�an tan molestas, perecieron a manos de los secuaces de Ganon.
-Rey de la Oscuridad, mis narices-ya no pudo contenerse, incluso pareci�ndole tonto hablar en medio de un lugar donde no hab�a nadie que lo entendiese-. Que se ha cre�do, tomando nuestras tierras por la fuerza, como si �l fuera el amo de todo lo que su vista alcanza a apreciar.
De repente, se oy� algo aterrador. Como el rugido de una bestia hambrienta. Shadow s�lo alz� la vista, mir� en todas direcciones, pero no hubo se�ales de que aquello estuviera cerca. Ya era hora de continuar buscando. Se levant� como si su cuerpo fuera de plomo. Pero no era su cuerpo lo que pesaba, sino su �nimo. Hizo todo lo que pudo para quitarse la pesadez, y hab�a dado unos cuantos pasos cuando el rugido se volvi� a o�r.
Esta vez percibi� movimiento un poco lejos de donde estaba parado. Los arbustos y las ramas m�s bajas de los �rboles se estremec�an y agitaban. El movimiento se extendi� hasta la hierba m�s cercana, y se detuvo s�bitamente. Por un momento rein� el silencio. Algo muy extra�o en los Bosques de la Miseria.
No sab�a si dar un paso o permanecer quieto y esperar a que la causa de esa agitaci�n se dejara ver. M�s le hubiera valido no haber invocado a esa criatura con sus pensamientos.
Una piel dura, con espinas que atravesar�an una armadura, miles de colmillos que pod�an convertir a un hocico en algo m�s peligroso que una sierra de monta��s, y un cuerpo enorme y pesado era lo que conformaba a aquel monstruo parecido a un reptil, uno que pod�a matar en un minuto a alguien como Shadow, salt� hacia �l sin siquiera darle oportunidad de correr a esconderse. El mozo tuvo que lanzarse al lodo de nueva cuenta para no ser atrapado por las fauces del monstruo. Rod� en el suelo antes de alcanzar a levantarse, el monstruo arremeti� contra �l, pero Shadow aceler� todo lo que pudo.
Dando traspi�s y resbalones, consigui� ponerse detr�s de un grueso tronco. La criatura era pesada y lenta, sin embargo con tan gran tama�o daba pasos muy grandes, a pesar de sus cortas patas. El muchacho hizo todo el silencio posible, pero estaba muy agitado y necesitaba respirar a un gran ritmo. Se asom� con cautela. La bestia estaba busc�ndolo, mirando hacia varios lugares, y al parecer, olfateando.
La lluvia estaba disminuyendo, y aun se hac�a dif�cil moverse r�pido por ese sitio que empezaba a parecerse a un pantano. Si tan s�lo pudiera treparse a uno de esos �rboles� El monstruo decidi� darle la espalda y se alej� un poco. Era su oportunidad para encontrar un buen sitio donde esconderse, y ten�a que ser lejos.
Arrastr� las piernas, adoloridas por el esfuerzo, subiendo por una rampa donde las piedras resbaladizas y la tierra aguada apenas lo dejaban llegaban alcanzar la mitad del camino. Cuando resbal� por d�cima vez comprendi� que as� no iba llegar lejos. Se aferr� al suelo lo mejor que pudo haciendo uso de sus afiladas u�as. Necesit� de mucho coraje y esfuerzo para alcanzar la cima. Cuando la alcanz� vio que m�s adelante muchos �rboles estaban ca�dos, algunos hab�an sido arrancados de ra�z. �Qu� o qui�n pudo realizar semejante cosa?
Acaba de entrar en un espacio abierto al cielo, donde no hab�a �rboles altos con copas rebosantes, sino peque�os ejemplares, de aspecto enfermo y deprimente, con ramas quebradizas y ni una sola hoja sobre ellos. En el cielo carmes� aparecieron algunas franjas naranjas, y las nubes de tormenta se llenaban de una luz intermitente, pero no sal�a rayo alguno. Esa era la clase de cosas inexplicables que suced�an desde que Ganon entr� en su mundo.
Camin� entre la madera podrida y despedazada, iba a llamar de nueva cuenta a sus compa�eros, y justo en eso record� que una bestia feroz rondaba muy cerca. Sigui� su camino en silencio, excepto por el crujir de los troncos viejos que pisaba. Se preguntaba si estar�an sepultados bajo ese tiradero. Casi en seguida se pregunt� en qu� estaba pensando.
Como respuestas a esos pensamientos, un mont�n de madera, ramas y rocas se levant� detr�s de �l. Algo trataba de emerger desesperadamente, una vocecita se quejaba y lloriqueaba. Shadow corri� hacia el bulto, emple� sus manos para remover todo lo que estaba cubriendo a esa criatura, y un par de manos peque�as se dejaron ver, tratando igualmente de quitarse de encima el escombro.
Tras varios minutos, y mucho trabajo, la v�ctima al fin vio su libertad. Era una criaturita menuda y delicada, su largo cabello estaba hecho un desastre cubierto de tierra y ramitas enredadas. Se aferr� al muchacho quien hal� con todas sus fuerzas para liberarla de una vez por todas de esa sepultura. Lo hizo con tal fuerza, que cay� sobre sus espaldas, con todo y criatura encima.
En el momento en que ella lo mir�, se top� con un par de ojos caf�s, un color que jam�s hab�a visto en su vida. Hab�a conocido seres con ojos rojos, amarillos, negros o blancos, pero nunca de ese color tan bonito. Se quedaron un minuto mir�ndose la una al otro, hasta que el muchacho se dio cuenta de que el contacto con otro ser a tal extremo no era normal. La lanz� a un lado sin lastimarla, la chica qued� boca arriba, frot�ndose la cabeza por el dolor de haber estado tanto tiempo atrapada. Shadow se puso de pie, y admir� sus vestiduras tan extra�as. Con todo y que estaba llena de suciedad, se notaban los colores brillantes de su vestido, el cual le llegaba hasta las rodillas y ten�a encajes en la falda y las mangas. Sus botas rojas proteg�an sus pies, aunque por lo que se pod�a apreciar del resto de su anatom�a, eran m�s peque�os de lo que los hac�an ver.
-�Ay, ay!-exclam� la chica-. Destruir� destruir� Oh, espera �se detuvo la lluvia?
En efecto, el clima estaba calmado para ese momento. El muchacho la mir� confundido. Era la primera vez que ve�a a alguien as�. No pudo dejar de contemplarla de pies a cabeza, en especial por esos ojos raros. Le provocaban una sensaci�n desconocida. |
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R4ml
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Publicado: Mar Jul 21, 2009 1:55 pm T�tulo del mensaje: |
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Cap�tulo 2
�C�mo se regresa a casa?
-�Qu� es lo que ha pasado aqu�? �De d�nde vienes, extra�a?
La chica se qued� mirando a su alrededor un poco confundida, mientras se sentaba sobre el revoltijo de piedras, ramas y fango. Entrecerr� sus ojos al detenerlos en el joven que la miraba con precauci�n, pero a la vez ten�a curiosidad por conocer todo respecto a su persona.
-�Ay!-se quej� la muchacha, llev�ndose una mano a la cabeza- �Qu� terrible dolor me aqueja! �Qu� ira me habr� puesto en esta inc�moda situaci�n?
Shadow la mir� por un instante. Parec�a que estuviera hablando sola, mirando hacia el cielo, pronunciando las palabras despacio y de forma un poco dram�tica. Sus manos temblaban. No sab�a si ayudarla a pararse o huir lejos.
-�Est�s bien?-le pregunt� bajo su propio riesgo, extendi�ndole una mano.
-�Aaaaaaah!-la chica emiti� un grito alarmada por algo que la asust� de pronto. Comenz� a esculcarse entre su ropa y a su alrededor.
Se fue a gatas hacia el lugar de donde la hab�a sacado el muchacho, dej�ndolo con la mano en el aire.
-�A d�nde crees que vas?-le reclam� Shadow, pero ella comenz� a escarbar entre el escombro.
Varios pensamientos acudieron a su mente mientras observaba la escena. Hab�an pasado muchas cosas en poco tiempo. La invasi�n a la regi�n de las tropas de Ganon, su escape hacia los bosques junto con sus compa�eros, la desaparici�n misteriosa de ellos, el ataque de aquella horrible criatura, ahora esta persona extra�a� �Cu�nto tiempo hab�a pasado desde que comenz� a pensar en todas esas cosas? Volviendo a la realidad de golpe, not� que la desconocida a�n segu�a frente a �l, hurgando entre el escombro con desesperaci�n, y en torno a ella flotaba un fuerte olor a enigma. Hasta donde �l sab�a, los enigmas eran peligrosos y era una obligaci�n personal resolverlos.
-�Acaso pretendes hacer un hoyo y sumergirte de nuevo entre toda esta ruina?-pregunt� a la chica, sin mostrar ninguna emoci�n, algo usual en �l-. Bastante trabajo me cost� sacarte de tu entierro. Quiz� prefieras quedarte tal y como est�s y mostrar tu agradecimiento hacia m�.
La muchacha levant� la cabeza y lo mir� a los ojos, sus manos ahora quietas, las llev� a su cara, y su mirada confundida cambi� a una apenada:
-Lo siento, no quise ofenderle al poner en peligro la seguridad del cuerpo al que acaba de salvar estropeando sus propias manos-dirigi� una mirada significativa a las manos de Shadow, que yac�an a sus costados casi por completo negras cubiertas de lodo y otras suciedades. Gracioso comentario viviendo de alguien cubierta de pies a cabeza de la misma suciedad.
-Pero ver�, he extraviado mis valiosas pertenencias y me temo que han quedado sepultadas en alguna parte-al decir lo �ltimo se�al� hacia el agujero hecho por ella misma, dejando visibles unas marcas de lodo con forma de manos sobre sus mejillas-. Quiz� usted sea tan gentil y me ayude sin reparo a recuperar mis pertenencias, ya que no ha dudado en brindarme ayuda cuando me encontraba yo en un apuro mayor.
Shadow gir� su cabeza en torno a la arbolada tenebrosa de donde hab�a escapado hac�a varios minutos.
-Si quieres conservar tu vida, te sugiero que te alejes de aqu�. Hay bestias asechando por esta regi�n. Todo el reino se est� convirtiendo poco a poco en un sitio peligroso, los monstruos aparecen con m�s frecuencia en lugares en los que antes sol�a pasar mis d�as y mis noches sin ninguna molestia.
La muchacha estaba estupefacta y confundida.
-�Oh, por los cielos dorados del reino sagrado! �Qu� terrible! Hay que informar al rey inmediatamente sobre estos monstruos de los que habla. Debemos partir rumbo al castillo, aunque sea por nuestros propios pies, pues me temo que no poseo un animal de transporte� Pero no sin antes recuperar mis pertenencias.
Poco de lo que hab�a dicho ten�a sentido para Shadow, era como si le hablara de tierras que no conoc�a y de un rey totalmente distinto. Cualquiera que fuera su emergencia, no la atender�a sin antes encontrar sus cosas perdidas. Pero �l no quer�a perder el tiempo ah� parado, mucho menos gastando energ�as removiendo los restos de lo que hab�a antes en ese sitio� lo que sea que haya sido. El aire estaba empezando a helar, y ten�a bastante experiencia en esos casos para saber que pronto volver�a a llover, o quiz� algo peor, despu�s de todo, el mundo se hab�a vuelto descontrolado desde la llegada Ganon.
-Ten en cuenta que te advert�-le dijo como �ltima palabra a la chica, pensando por qu� lo hab�a hecho, �por qu� ten�a esa tendencia a interesarse en la m�s m�nima medida en lo que le pasa a los dem�s? Casi nadie actuaba as� entre los que conoc�a. Preocuparse por algo externo a �l era innecesario e inconveniente. Sin embargo, helo aqu�, actuando en beneficio de otros de nueva cuenta.
Esta reflexi�n lo hab�a distra�do al punto de no notar que ya se encontraba de camino a alg�n lugar lejos de ah�. A la muchacha ni si quiera le import� que estaba siendo abandonada, vamos, ni siquiera se dio cuenta. Su empedernida exploraci�n la hab�a llevado al �xito, y con una sonrisa de oreja a oreja, quit� piedras y ramas, arrojando todo a su alrededor, y extrajo de entre la tierra un saco de cuero m�s sucio que ella, pero no ven�a solo, obtuvo m�s que sus posesiones, una peque�a criatura de pelo rojo cuyo brillo qued� opacado por el lodo.
Shadow estaba a una distancia considerable, cuando escuch� un grito que hubiera hecho sangrar sus o�dos de haberse encontrado en ese sitio en el momento preciso. Se volvi� para ver la escena m�s rid�cula que haya tenido la oportunidad de presenciar: la chica, ahora corr�a descontrolada por todos lados, agitando con agresividad un saco del que se aferraba una criatura que se le hac�a bastante familiar. Cuando aquella criatura comenz� a emitir sus propios gritos, comprendi� de quien se trataba.
Justo cuando estaba apunto de intervenir, la rata sali� volando gracias a una fuerte sacudida propinada por la chica, rebotando y dando algunas volteretas antes de aterrizar por completo. Curiosamente cay� sobre su trasero, lo cual le permiti� restaurar su centro de gravedad en cuesti�n de segundos, aunque necesit� m�s para recuperar el aliento.
-�Una rata!-la muchacha indic� a Shadow con el dedo donde estaba el animal.
-�Qu� clase de ratas viven en tu guarida?-le pregunt� �l, extra��ndose de que hiciera tal comparaci�n entre su compa�ero y semejante criatura, dif�cilmente les encontraba parecido (N/A: con el tiempo se dar�n cuenta de que en este mundo los animales que habitan son diferentes en mayor o menor medida a los del mundo de luz).
El chico sombr�o se inclin� junto a la criatura, esperando que estuviera lo suficientemente en s� para resolver sus dudas.
-�Por qu� despareciste esta ma�ana? �D�nde han ido los otros?
La criatura sacudi� su cabeza, y pesta�e� fuertemente dos o tres veces antes de poder enfocar la vista en su compa�ero.
-Oh, t�� �Fue una calamidad! Debiste haberlos visto, eran feroces, se llevaron a los muchachos y yo trat� de seguirlos, pero luego� luego vino la tormenta y �apareci� ese gigante!
-�Qu� gigante?-no tard� Shadow en preguntar, entrecerrando los ojos- �Y qui�nes fueron los que raptaron a los dem�s?
La muchacha hab�a estado observando estupefacta como el joven y la rata hablaban tan confidencialmente. El miedo debi� manifestarse en su rostro, porque la peque�a criatura le hab�a puestos los ojos encima. Ella hac�a lo imposible por reprimir otro grito que quer�a dejar salir su garganta cuando la rata se puso en dos patas y se acerc� dando saltos peque�os hasta quedar a menos de un metro de distancia.
-T� debiste haber visto al gigante. Recuerdo un resplandor y luego surgi� ese monstruo, �tambi�n lo recuerdas?-dio un paso m�s, que hizo a la otra retroceder al menos cinco pasos, y tropezar con un tronco partido.
El animalito cometi� el error de aproximarse m�s de lo debido e incluso su subi� encima, par�ndose sobre su est�mago, mirando con curiosidad su apariencia tan inusual.
-Eres rara, tu olor no lo hab�a percibido en ning�n lado� No tienes pelo, ni verrugas; tu piel no es pegajosa ni dura �De d�nde eres?-pregunt� inocentemente, inclinando un poco la cabeza. Casi se pod�a ver el signo de interrogaci�n flotando sobre �l.
En cuanto un segundo grito escap� de la ancha boca de la jovencita, la pobre criatura cay� sobre su lomo antes de correr despavorida para esconderse detr�s del guardi�n m�s cercano, y ese era Shadow qui�n se aproxim� a ella, se inclin� como hab�a hecho con su compa�ero, y le puso una mano mugrosa sobre los labios, provocando al instante que el ruido tan molesto cesara. Ella lo mir� asustada.
-No volver�s a gritar �te qued� claro?-estableci� el muchacho en un tono m�s fr�o que el que hab�a usado cuando la liber�, y una mirada de asesino-, puedo arrancarte la piel con mis garras tan f�cil como suena.
A pesar de que lo �nico que quer�a era que se estuviera callada y seria, estaba a punto de lograr el efecto contrario. Los nervios se incrementaron a�n m�s, pero considerando que ten�a cinco afiladas u�as sobre su boca, consider� imprudente mostrar objeci�n alguna.
-Ahora podemos hablar claro-dijo �l, dejando libre la boca de la pobre muchacha, quien ahora ten�a la mitad del rostro completamente cubierto de mugre-. �Tienes idea del paradero de los dem�s?
-No la tengo-respondi� lo que para la chica, parec�a una rata m�s grande y gorda de lo normal, dando un profundo suspiro-, qued� atrapado en la tierra despu�s de que el gigante apareci�, y no pude seguirles el rastro. Pero vi a esos seres ir hacia all�-se�al� en direcci�n opuesta al sitio del cu�l hab�a llegado Shadow.
-Hoy me encuentro aqu� porque me vi en una situaci�n de peligro, pero nunca he ido tan lejos. Hay algo que no entiendo, y es el hecho de que no nos hayan llevado a nosotros. �Acaso quer�an algo de los otros que nosotros no tenemos?
-Creo que m�s bien no notaron nuestra presencia. T� sabes, Fitus es m�s bien grande y robusto, y los otros se acurrucaron demasiado, eran un enorme bulto que no pod�a haber pasado desapercibido. En cambio yo qued� envuelto bajo una manta de hojas y maleza, porque soy m�s bien peque�o y escurridizo, t� por otro lado�-Shadow levant� una ceja- Bueno, eres algo enclenque a comparaci�n de mis camaradas, as� que estabas m�s o menos en la misma situaci�n que yo.
La chica desconocida permaneci� callada toda la conversaci�n, mientras uno segu�a narrando los hechos y el otro formulaba teor�as sobre el posible paradero de los secuestrados. Cuando finalmente llegaron a un acuerdo, Shadow se puso de pie, y comenz� a caminar en la direcci�n se�alada por su compa�ero, seguido de este (quien marchaba con la nariz en alto, olfateando la humedad de la tormenta pr�xima a estallar sobre ellos), pero primero se dirigi� a ella:
-No es conveniente permanecer mucho tiempo en este sitio, a menos que quieras ser devorada por un gran reptil� O podr�a volver el gigante y arrancarte la cabeza con sus dedos.
Si eso era un chiste, no era gracioso. Este muchacho empezaba a mostrar un sentido del humor muy raro. Ella se puso de pie con algo de dificultad, y se acerc� t�midamente a ambos.
-�Alguno de ustedes podr�a indicarme el camino de regreso a la ciudad de Hyrule?-pregunt�, estrujando entre sus brazos su saco.
Ambos se miraron uno al otro, como acordando que ninguno sab�a la respuesta.
-Nunca he escuchado sobre ese lugar-le contest� Shadow, analiz�ndola de pies a cabeza con curiosidad-. De hecho no he ido m�s all� de los l�mites de los Montes Grises.
-Nadie los llama as� ya-le interrumpi� su peque�o aliado.
-Yo les llamo as�. De cualquier manera, no veo c�mo ayudarte a volver a tu ciudad, ser� mejor que busques por tu cuenta-. Y con esto, se dieron la vuelta y siguieron su camino.
-�Estoy perdida, soy desgraciada! Me he alejado del camino que me llevar�a a la elegante ciudad junto al castillo de Hyrule. �Podr�an dos almas bondadosas guiar a otra que ha perdido el rumbo y no conoce estos caminos como la palma de su mano?
En el fondo estaba ansiosa por una respuesta caritativa y nada agresiva (especialmente viniendo del chico), y sus ojos humedecidos y pucheros manifestaban perfectamente cu�n asustada estaba de quedarse sola. Shadow estaba siendo sutilmente hipnotizado por esos ojos caf�s.
-Ah� creo� que podr�amos sacarte de aqu�. S�lo no seas un estorbo, no sabemos lo que nos espera m�s adelante-y con esto le dio la espalda definitivamente. El compa�erito la mir� por un instante y luego se adelant� para ponerse a la par de Shadow.
-He de ser lo m�s �til posible si la ocasi�n lo requiere-les asegur�, en un cambo dr�stico de humor, ahora volv�a a tener una sonrisa amplia, casi mostrando sus dientes, y corri� para alcanzar a su rescatador y nuevo gu�a.
-Esperen por m�, ehm� �podr�a su humilde acompa�ante saber sus nombres?
-Este no tiene nombre-dijo el muchacho, se�alando a la rata que andaba a su lado, y esta se escandaliz� al notar la descortes�a de su compa�ero.
-�Pasa que de hecho tengo un nombre! Del cual deber�as al menos tratar de acordarte� �No por nada me llaman Gu�lguidu Tesorero! Tengo la mayor colecci�n de objetos de gran valor del Reino Oscuro. No podr�s hallar en todo el reino a alguien con posesiones mejores que las m�as, no se�or.
El peque�o Gu�lguidu ahora alzaba la nariz por orgullo, caminando como si acabara de ser anunciado por un conjunto de trompetas. Ahora que lo miraba con m�s calma, no parec�a tan repugnante o anormal, sin embargo, la muchacha a�n tomaba sus precausiones al dirigirse a la rata parlante.
-Usted debe ser� un magnate del comercio, si posee tales riquezas-sugiri� t�midamente, estrujando a�n m�s fuerte su saco.
El chico ri� por lo bajo, desviando la mirada hacia un lado, con una mueca maliciosa.
-Tesoros a cambio de nada� a eso le llaman comercio. Apuesto a que una banda de los de tu especie hace m�s riquezas saqueando casas en una noche de lo que har�a un comerciante de verdad en un mes.
-�Eh! �Pero te atreves a poner en duda mis m�todos de adquisici�n de bienes?
-Nadie tiene una sola duda acerca de la procedencia de esos bienes-respondi� con indiferencia el muchacho-. Espero que estemos en el rumbo correcto, �ves alg�n rastro de los raptores o de nuestros compa�eros?
Conforme iban avanzando, se adentraban nuevamente en una zona boscosa, pero no era tan oscura ni peligrosa como cuando estaban en el coraz�n de los Bosques de la Miseria. O eso pensaban ellos.
-A�n no he o�do su nombre, caballero-le record� la muchacha, intentando obtener un poco de atenci�n de su parte.
�l gir� su cabeza tanto como pudo, lanz�ndole una mirada fr�a pero fugaz.
-Mi nombre es Shadow.
Un rayo atraves� el cielo en ese instante, tan fuerte que hizo brincar a Gu�lguidu , y ella se qued� paralizada por un momento, temblando ligeramente por razones desconocidas, quiz� por el estruendo de la eminente tormenta. Pero en cuanto se oy� de nuevo esa voz casi g�lida, reanud� su marcha, apresurando cada paso.
-Yo no eleg� ese nombre, de cualquier manera-continu�-, lo eligi� el Anciano Llor�n para m� �C�mo te haces llamar?
-�Eh?... �Ah! Perm�tanme introducir mi humilde persona propiamente-dijo con un tono mucho m�s animoso, adelant�ndose para ponerse frente a ellos-. Marelisa es el nombre con el que Rolarqu�n Trovador me ha distinguido de entre todas las ni�as que habitan en los alrededores. Y antes que yo, era mi madre la due�a de tan bello nombre.
En el momento en que la muchacha hac�a una muy graciosa reverencia, sus gu�as pasaron a su lado, un tanto indiferentes, buscando el camino que los llevar�a a reunirse con el resto del grupo. No ten�an la menor idea de la clase de peligros que podr�an acechar en un bosque aparentemente inofensivo. Al pasar, algunos �rboles soltaban risitas burlonas.
-�Esperen por mi! �Dejan a la hija primera y �nica de Rolarqu�n atr�s!- con este llamado, Marelisa corri� de nueva cuenta para alcanzar a Shadow y a la rata que habla. |
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