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R4ml
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Publicado: Mar Jul 21, 2009 1:53 pm T�tulo del mensaje: Linebeck y Jolene por XLDBrawl |
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Cap�tulo Primero
Llegando a la Isla Mercay, Linebeck se baja del barco y ve a toda la isla en calma.
-�Mirad, es el h�roe! �dec�an los aldeanos de la isla.
Linebeck permaneci� perplejo. En lugar de aprovecharse de la situaci�n, como de costumbre, se rehus� a hacerlo.
-�Lo siento, yo no soy ese h�roe! �exclam�.
Los aldeanos, en lugar de irse o enfadarse con �l, le auparon.
-Aunque no seas nuestro h�roe, para nosotros, lo ser�s �dijo la multitud.
Cuando estuvo a punto de ser conducido a la taberna, Linebeck pidi� a la multitud hacerlo despu�s, pues ten�a algo pendiente que hacer y deb�a ir al barco. Nada m�s entrar en el barco, pens� en huir. Sin embargo, unas extra�as im�genes le vinieron a la cabeza; ve�a a dos muchachos y a un longevo anciano con una extra�a vara pesada. Con s�lo recordarlo, pens�, cabizbajo, en no huir y enfrentarse a lo que a primera vista consideraba desagradable.
De entre las cajas, encontr� lo que andaba buscando, una espada envainada.
Sin que tuviera tiempo para salir del barco, agarrando la espada, Linebeck tuvo de nuevo otro recuerdo que se le lleg� a la mente.
-�Pero viejales! �exclamaba.
-Linebeck,, hazlo, por m�, la Majestad de las aguas y por el noble muchacho.
-�Viejales! �exclamaba, buscando una respuesta-. �Oye, viejales, viejaleeees!
Cuando se evapor� el recuerdo, mir� fijamente a la espada, la sac� y la limpi� durante un momento. Habiendo pasado una hora, sali� finalmente del barco. Viendo que no hab�a nadie alrededor, se fue pitando hacia la casa del viejales. En cuanto lleg� a las cercan�as de su casa, la muchedumbre le esperaba para hacer una fiesta. Linebeck rehus� unirse a la fiesta, provocando una fuerte decepci�n en la isla; sin embargo, les dijo que no pod�a aceptar porque deb�a hacer algo importante.
-�Qu� necesit�is, oh, Linebeck? �pregunt� el del puerto.
-�Por favor, s�lo quiero ser normal! �exclam� con cierta iron�a-. Necesito arena y unas piedras un poco grandes para un funeral de honores.
-�Un funeral de honores? �dijo el tabernero.
-S� �respondi� con mucha iron�a-. Es por el viejales, que en realidad era el mism�simo Rey del Mar.
-�El Rey del Mar? �dijo un anciano.
-Daros prisa. Os lo contar� luego.
En cuanto tuvo los materiales, fue directo a la casa del anciano, colocando varias l�mparas, divididas en toda la casa; y en el centro, coloc� primero las piedras, repartidas correctamente en forma de pedestal, y luego, coloc� la arena. Como no hab�a suficiente, pidi� m�s arena. Lo que hab�a hecho Linebeck era como una especie de pedestal, s�lo que en el centro pidi� que se colocara una piedra con forma similar a la espada. Al conseguirla, pidi� que todos rezaran por el viejales Siwan, quien en realidad era el Rey del Mar.
-Vaya, as� que estamos dando honores, �no, Linebeck? �dijo un hombre.
El hombre se acerc� a la casa y entr�.
-�Zauz? �dijo Linebeck, con un tono de sorpresa.
-No te olvides de m�, tambi�n �dijo el viejo Bannan.
-Y tampoco� de m� �dijo otra voz.
A Linebeck le asust� dicha presencia.
-�Jo�lene? �dijo tembloroso.
-�Qu� hac�is aqu�? �pregunt�.
-Venimos porque o�mos acerca de ti y el muchacho �respondi� Bannan.
-Yo vengo por saber qu� fue del barco fantasma �dijo Zauz.
-El barco fantasma fue destruido, y el viejales volvi� a ser el Rey del Mar.
-�Y el muchachito que iba contigo? �pregunt� Jolene.
Linebeck no respondi� y le ense�� la espada.
-�La espada del M�s All�? �observ� Zauz.
-Ggrr� maldigo a ese muchacho, me derrot� tantas veces que quer�a volver a pelear contra �l, pero recuerda esto, Linebeck �dijo Jolene con fiereza-, �t� y yo tenemos una cuenta pendiente, as� que pronto nos veremos las caras!
-Cuando t� quieras.
Jolene se enfad� de repente.
-�Intentas mofarte de m�?
-No, esta vez no huir�, te plantar� cara.
-Vaya, vaya� �con que ahora quieres enfrentarte a la gran pirata Jolene? �le respondi� con cierta mofa-. Est� bien, ma�ana por la tarde nos veremos cerca del Templo del Rey del Mar. Espero que no faltes, gallinita.
Acto seguido, Jolene se fue.
-Linebeck, continuemos con el funeral �dijo Zauz.
Linebeck, Zauz y el viejo Bannan entraron en la casa del viejales, y junto a los dem�s aldeanos de Isla Mercay, realizaron todos los honores posibles, rindi�ndoselos al Rey del Mar, por salvarles de la maldici�n del barco fantasma. En cuanto acabaron, pues tales honores les llev� hacerlos hasta cercanamente la medianoche, los aldeanos se fueron a sus casas para acostarse, mientras que Linebeck y Zauz se rehusaron a irse. El viejo Bannan decidi� volver a Isla Molida para ver a su hijo y contarle todas las aventuras que tuvo. Linebeck, con un poco de sue�o, no sab�a qu� hacer, por lo que Zauz le pidi� que le dejara la espada, para poder observarla con detalle.
-Ya veo�
Linebeck se sent� junto al pedestal que hab�an construido, cuando Zauz , tras la observaci�n de la espada, le dijo:
-Puedes ponerla. Creo que el Rey del Mar te estar� eternamente agradecido� y el muchacho.
-�El muchacho? �pregunt�.
-S�, deber�as darle las gracias si volvieras a verle.
-Ya veo�
Entonces, Linebeck coloc� la Espada del M�s All� en el pedestal, haciendo que fuera dif�cil de sacar.
-�Sabes, Zauz? �le dijo Linebeck, con cierta melancol�a-. Si no fuera por Link, no habr�a demostrado mi aut�ntica val�a, hice mella a Bellum por m� mismo, y todo gracias a �l. Por eso, decid� hacerme fuerte, para que mi �amigo� se sienta orgulloso de m�.
-Te entiendo. En fin, ya se ha hecho tarde, me volver� a mi isla. Usar� la pizarra batracia para llegar; as�, no tendr� problemas.
-Entonces, adi�s, Zauz.
-Adi�s, Linebeck. Espero volver a verte. Te deseo suerte con esa tal Jolene.
Linebeck se enfad� tanto cuando pronunci� el nombre de Jolene que, al salir de la casa de Siwan, fue directamente a la playa a lanzar algunas piedras para distraerse, meditando en el combate que mantendr�a con Jolene, decidiendo madurar como un hombre y no esconderse ante el miedo y el temor, algo aprendido del muchacho con el que viaj� durante tanto tiempo para derrotar a Bellum.
Final del Primer Cap�tulo. |
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R4ml
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Publicado: Dom Ago 02, 2009 8:07 pm T�tulo del mensaje: |
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Cap�tulo Segundo
En el amanecer de un nuevo d�a, Linebeck se despert� tras un escaso sue�o. Comprob� todas las cosas del barco: motor, combustible, chimenea� para ver que nada ten�a anomal�as. Al poco de salir del barco, una carta en el suelo hizo su aparici�n. Era de Jolene, a lo que Linebeck se desquici�. En lugar de querer romperla con todas sus fuerzas, prefiri� leerla.
�Linebeck, es hora de ajustar cuentas, este atardecer ser� donde tu vida quedar� sepultada. �Prep�rate para morir! Si tratas de huir, no dudar� en matarte.�
De tu rival, Jolene
Habiendo terminado la carta, la rompi� y la hizo pedazos, tirando todos los trozos al mar. Tras esto, se sacudi� las manos y mostr� un gesto de satisfacci�n, aunque poco despu�s comenz� a temblar como un cr�o y volvi� al barco a descansar. Al principio se rehusaba a dormir, aunque agarrando un almohad�n que ten�a cerca, se encontr� m�s c�modo. Parec�a que dorm�a pl�cidamente; sin embargo, dos horas despu�s no era el mismo. No cesaba de estar inquieto, algo le retorc�a la mente, probablemente, el recuerdo de duelo con Jolene.
En sus sue�os, se le ven�a que Jolene y �l disputaban el supuesto duelo, pero �l, incapaz por el miedo, ve�a c�mo ella le mostraba su superioridad, a lo que le tir� al suelo y con intenci�n de matarle, ve�a c�mo le colocaba la espada en el coraz�n. Evitando ese horrible pensamiento, despert�. Crey� que era una alucinaci�n, extra��ndose de porqu� estaba vivo. No obstante, sali� del barco a toda pastilla, corriendo como un loco hacia el pedestal que hab�a construido. Nada m�s llegar, lo observ� durante un momento, y volvi� a correr como un poseso, esta vez, hasta el Templo del Rey del Mar. Pasando un largo tiempo, pero no tanto, lleg� al derruido templo. Sin embargo, como no pod�a detenerse, se top� con un �rbol y se estrell� contra �l, recibiendo un potente golpe en su cabeza.
-�Ay, ay..! �se dec�a quej�ndose.
Volvi� a observar el templo, aunque estando derruido, se sent� para contemplar la isla, y, en parte, el poder del vasto oc�ano. Las nubes acariciaban con sus sombras al vasto mar, con una estabilidad variada, y el viento, acaeciendo lentamente el mar, de la que emanaban peque�as ondas y brisas que las nubes no pod�an ocultar. Linebeck, con su notable desesperaci�n por restaurar su verdadero honor como hombre, observa al mar con una nostalgia tan notable que incluso, a�oraba ciertos buenos momentos de su vida. Se acerc� un poco, pero prefiri� bajar de nuevo y situarse cerca de la aldea isle�a, para contemplar con mayor calma aquel oc�ano del que plag� sus andanzas. Sin embargo, no era el mismo. Se le notaba mucho m�s preocupado y arrepentido por sus actos.
-Lo siento� -dec�a, retorci�ndose en sus pensamientos.
Se sent� y agarr� algunas piedras, con las que se entreten�a en la hierba. Aburri�ndose al poco instante, se levant� y agarr� las piedras. Inicialmente, no quer�a lanzarlas, pero la melancol�a que le reconcom�a la mente era cada vez m�s y m�s profunda, que le llev� por lanzarlas para desquitarse, a excepci�n de la �ltima, que la lanz� con tanta potencia que acab� golpeando a un pez. Ante aquella reacci�n, se agach� al suelo con los brazos estirados, parec�a que le hab�a dado algo que le hiciera inconsciente; sin embargo, su mente le estaba dominando y comenzaba a tener un rostro tan p�lido y una actitud excesivamente desesperada.
-Lo siento� padre, madre� -dec�a con tristeza-. Siento no haber sido un buen hijo.
A Linebeck le vinieron los recuerdos de sus padres a la cabeza. Record� durante un tiempo las palabras de su padre, quien le acariciaba la cabeza.
-Linebeck, hijo m�o, �s� fuerte!
Linebeck dirigi� la mirada hacia su padre.
-Padre�
-�S� fuerte, no importa qu� peligros te acechen, hazles frente! �le dijo con emoci�n.
Linebeck agit� la cabeza. Luego, su madre se dirigi� hacia �l.
-Hijo m�o, hazle caso a tu padre. Eres el orgullo de nuestra ascendencia. Pelea como hizo aquel legendario h�roe.
-�Os refer�s al H�roe del Tiempo? �pregunt�.
-As� es �respondi� su madre-. Quiero que en el futuro, demuestres ser digno de nuestros ancestros. Vete por el camino correcto.
Terminando de recordar aquellas palabras de sus padres, se levant� de nuevo, pero con ciertas dificultades. Su alma y su coraz�n estaban totalmente avergonzados despu�s de tanto tiempo viviendo a su manera. Linebeck volvi� a recordar cosas, pero esta vez, referente a su vida. Record� la muerte de sus padres, quienes le quer�an ayudar por el camino �correcto�. Sus padres murieron siendo �l muy joven, por lo que tuvo que arregl�rselas. Con los ahorros que ten�an, decidi� comprarse un barco y mejorar el oficio de cazatesoros, del que apenas ten�a experiencia cuando estaba con su padre.
Pasando los a�os, y cansado de no encontrar suculentos tesoros, decidi� robarlos y quedarse la gloria. Abord� barcos piratas a hurtadillas, y siendo pillado con dichos tesoros, hu�a como una liebre. Los piratas enemigos iban tras �l sin darle tregua, por lo que se deb�a esconder durante alg�n tiempo, aunque los enemigos juraron encontrarle sin eterno descanso. Estuvo perseguido durante m�s de 20 a�os, y de casualidad, se encontr� con Jolene, a quien salv� inconscientemente, y con quien viaj� durante alg�n tiempo. Sin embargo, la codicia hizo mella en su mente que en lugar de volver a vivir como una persona normal. Rob� todo el tesoro que hab�a juntado con Jolene, quien estaba locamente enamorada de �l; ella, enfurecida por lo que hab�a sucedido, jur� clamarle venganza y hacerle pagar. Tras ello, sigui� robando tesoros y profan�ndose como un aut�ntico lobo de mar, hasta que intent� jug�rsela a Link, y acab� salv�ndole y uni�ndose a su causa, por un tesoro que al final, no acept�. Valor� m�s su preciado nav�o que el bot�n, y ocurri� lo mismo durante la batalla con Bellum, el cual le posey�.
-Padre, madre� siento haber sido un sinverg�enza. A pesar de mi edad, ya es tarde� -dec�a entre l�grimas-. Ojal� pudiera cambiar todo lo que hice.
De repente, oy� una voz en su mente.
-Linebeck, puedes cambiar tu futuro, aunque sea tarde, puedes reparar todo lo que has hecho.
Aquella voz le sonaba de algo.
-No me digas que� �viejales! �exclam�-. �Eres t�, viejales?
-�Qui�n iba a ser si no? Est�s a tiempo de cambiar, enfr�ntate a esa tal Jolene y lo comprobar�s por ti mismo, si es que no te viene en grande.
Se puso pensativo, pero al poco tiempo, supo reaccionar y alz� los brazos gritando de furia. Quer�a demostrar al viejales que �l iba a cambiar, y que dejar�a de ser el de siempre. Sin embargo, esa furia e convirti� al instante en una profunda desesperaci�n y arrepentimiento, por lo que volvi� a caer al suelo, y por consiguiente, a llorar.
-Lo siento, lo siento� -dec�a arrepinti�ndose de todo coraz�n, golpeando el suelo con su pu�o izquierdo, con mucha violencia-. �Por qu�? �por qu� he sido tan idiota durante toda mi vida? �reflexionaba-. �Maldita codicia!, los tesoros que hab�a conseguido no me sirvieron de nada. Deber�a haberlo aprendido antes. Viejales, muchacho de ropas verdes, la remorilla y la condenada de Jolene, hab�is ganado y he aprendido la lecci�n �dijo como si les hubiera dado la raz�n de sus actos.
Linebeck, aprendiendo la lecci�n, regres� con l�grimas en sus ojos hacia la aldea, y en lugar de irse al puerto para tomar un descanso, prefiri� tomarse algo en la taberna durante un rato. Poco despu�s de irse, y sin haber pasado diez minutos, volvi� a la casa del anciano Siwan y se acerc� al pedestal que hab�a hecho junto a los aldeanos. En proceso de tomar una decisi�n, y que parec�a ser muy importante, rode� el pedestal, y arm�ndose de valor, agarr� la espada con todas sus fuerzas, consiguiendo sacarla. Habi�ndola sacado, practic� c�mo agarrar la espada y sali� de la casa del anciano para volver al puerto y entrar en su barco. Decidi� echarle valor al asunto y demostrarse a s� mismo que �l no es tan cobarde como pod�a aparentar, y regres� al barco para tomarse un breve descanso y limpiar la Espada del m�s All�, con la que har�a frente en el duelo contra Jolene.
Final del Cap�tulo Segundo. |
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R4ml
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Publicado: Lun Ago 17, 2009 12:39 pm T�tulo del mensaje: |
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Capitulo tercero
Ya era casi la tarde, y Linebeck limpiaba la espada sagrada con mucha suavidad, para luego poder probarla. Al poco de limpiarla, sali� de su barco y fue hacia las proximidades del Templo del Rey del Mar. Al llegar, cort� algunos �rboles y puso bloques de madera en las cercan�as al templo, haciendo una especie de pilares. Terminados los pilares, desenvain� la espada, que al inicio le pesaba un poco y lentamente, se acostumbr� al peso de la misma, y carg� contra uno de los pilares que construy�; sin embargo, resbal� y recibi� un tremendo impacto en su cabeza, chocando con el pilar. A esto, Linebeck se aquejaba, pero no quer�a rendirse, apenas quedaban unas pocas horas antes de producirse el fat�dico duelo contra su rival.
Sabiendo que el tiempo era precioso, se levant� y reaccion� con fuerza, golpeando la espada con ah�nco hacia los pilares, insistiendo varias veces, pero sin ning�n �xito. No consegu�a golpear con la suficiente fuerza, por lo que comenz� a recordar el manejo de la espada del muchacho de ropajes verdes.
-Veamos� �c�mo hac�a aquel muchacho? �se preguntaba.
Record� alg�n movimiento, por lo que alz� la espada contra el pilar m�s cercano al templo, sujet�ndola con las dos manos. Hizo carrerilla, y luego salt� para golpear con certeza. Aparentemente, no consigui� golpearlo, pero habiendo pasado unos instantes, el pilar de madera se rompi� en dos. Al lograrlo, esboz� una leve sonrisa de satisfacci�n, y luego volvi� a trabajar. Record� poco a poco los manejos de espada que hac�a su viejo amigo, y consigui� dominar el tajo guiado, el tajo a�reo y los golpes frontal y laterales. Pasadas dos horas, Linebeck estaba totalmente agotado, y queriendo descansar, prefiri� volver a la aldea y beber algo en la taberna. El jefe del local le sirvi� una cerveza, a lo que Linebeck se neg�.
-H�roe Linebeck, �por qu� no os tom�is la cerveza?
-Tengo que� entrenar.
El tabernero no daba cr�dito a lo que dijo.
-�Entrenar? �pregunt�.
De pronto, record� el motivo por el que su cliente deb�a entrenar.
-�Es para vencer a esa chica?
-�Jolene? �dijo Linebeck, con cierto enfado-. S�, me ha retado a muerte.
El tabernero se qued� totalmente sorprendido y le dese� buena suerte, susurr�ndoselo al o�do.
-Esa maldita a�n ansia acabar conmigo. Mujeres�
-Ya os digo, h�roe �respondi� el tabernero-, las mujeres son muy raras.
-A estas alturas, ya es tarde para remordimientos y sentimentalismos. Me queda el duelo a muerte, o vive uno, o nos matamos los dos. Es lo que hay.
-Entonces, no le molestar� m�s, v�yase a entrenar. El tiempo es oro, y qui�n sabe, �stos pueden ser tus �ltimos instantes de vida.
Linebeck se fue hacia el barco para descansar hasta que llegara el ocaso. Sin embargo, regres� al mismo con cierta nostalgia. Se sent� en uno de los laterales y observ� el mar, recordando con cierta tristeza lo que le mencion� el tabernero, �stos pueden ser tus �ltimos instantes de vida; haciendo que se derrumbara completamente. Aburrido e inquieto, sali� del barco y se sent� en el puentecillo del puerto, sin antes agarrar un palo suelto que hab�a cerca del buz�n. Nada m�s sentarse, debilitado por aquellas palabras, buscaba consuelo mirando el agua del mar, y como no ten�a nada que hacer, agarr� el palo y lo movi�, entrando en un ligero contacto con el agua.
-Pensar en que voy a morir� qu� estupidez �se dec�a, tratando de consolarse.
Con tal de pensar en la muerte, a Linebeck le entr� un miedo tan horrible que por unos instantes, los cuales, para �l eran como toda su vida. Estaba tan desesperado por la muerte y no sab�a en qu� pensar para poder evitar su desorden mental. Estando excesivamente inquieto, y temblando totalmente de miedo, aquel palo de madera que agarraba, cay�, haciendo contacto con el mar y sin hundirse.
Pasado el tiempo, sigui� como tal, hasta que en su mente se le vino un recuerdo, el de Jolene desafi�ndole, por lo que no pudo evitar seguir temblando, y poco despu�s, record� de nuevo al muchacho de verdes ropajes y al �viejales�. Los tres estaban juntos en su mente, primero habl� Jolene:
-Maldito seas, �me robas y luego te niegas a pelear conmigo? �le dijo directamente-, eres un aut�ntico idiota, no s� ni por qu� me he fijado en ti.
Se dio la vuelta, pero luego, carg� contra Linebeck con todo su enfado.
-�Demuestra que eres un hombre! �exclam�-. Me das mucha pena de alguien tan cobarde como t�, y me lo est�s demostrando.
Linebeck, como de costumbre, se enfad� con Jolene, pero esta vez fue con su pensamiento. Despu�s intervino en su pensamiento el anciano Siwan.
-�Linebeck, lev�ntate! �exclam�-. Te quedan cosas por hacer. No olvides esto, la vida puede cambiar y nunca es demasiado tarde.
-Viejales�
-�Idiota! �le exclam�-. Si muestras un verdadero arrepentimiento, sin duda alguna, saldr� tu verdadero valor; sin embargo, todo nos pesa en esta vida. Eso deber�as saberlo.
Las duras y sabias palabras del anciano hicieron mella en el pobre Linebeck, y abatido por Jolene y el anciano, el muchacho de verdes ropajes hizo su aparici�n.
-�Link! �exclam�-. Dime que estos dos s�lo dicen fanfarronadas.
El muchacho no le respondi�; en cambio, desenvain� su espada y se la apunt� a Linebeck.
-T��
-Es hora de que hayas aprendido algo de estar conmigo en los viajes antes de vencer a Bellum. Me salvaste la vida, �no? �le dijo-. Act�a como cuando entretuviste a Bellum, me demostraste ser un buen marinero.
-Est�s en lo cierto, h�roe �intervino el anciano-. Linebeck, haz como en el enfrentamiento contra Bellum.
Link anim� indirectamente a Linebeck para que sacara su valor y pudiera hacer frente a Jolene. Poco a poco, �l se fue levantando y de pronto, grit� con tanta furia que pareci� que hubieran matado a alguien.
-Linebeck, buena suerte �le desearon Link y el anciano.
Con el �nimo recuperado, volvi� al barco y agarr� de nuevo la espada sagrada, volvi� a sacarle brillo y regres� r�pidamente hacia el Templo del Rey del Mar, donde sigui� entrenando duramente, cortando hierba, madera, e incluso, la piedra. No quedaba mucho tiempo para el duelo, pues ya estaba llegando el ocaso, y Jolene podr�a venir en cualquier momento, as� que Linebeck aprovech� para descansar un breve rato.
-Se acerca la hora� -dec�a con cierta calma.
De pronto, o�a los pasos de una persona aproximarse.
-Vaya, vaya, pero si es la gallinita �dijo la voz.
Linebeck se gir� y vio a Jolene, sonriente porque no le vio huir como ella se hab�a esperado, y �l, tambi�n sonriente, se levant�, agarr� la espada y decidi� hacerle frente. Jolene, con ansias de luchar, tambi�n desenvain� su espada.
-Gracias, Jolene.
-�Qu� dices con �gracias�? �le dijo con violencia.
-Voy a demostrarte el verdadero valor de un lobo de mar como yo. All� voy.
-�Fanfarroneas? �crees que podr�s conmigo, la gran pirata Jolene? �dijo con sarcasmo-. �Eso, habr� que verlo!
Dej�ndose de palabras, pasaron a la acci�n. Jolene comenz� con un ataque inicial muy r�pido, y Linebeck, sin estar muy atento, se agach� y contraatac� con la espada hacia arriba, por lo que Jolene tuvo que esquivar, si no quer�a que su cuello fuera severamente da�ado.
-�Maldito, eso no me lo esperaba, ahora te vas a enterar! �exclam� Jolene.
Durante un rato, hubo un enorme ambiente de silencio, como si los dos rivales se estuvieran preparando para una �ltima confrontaci�n. Jolene y Linebeck intercambiaron una gran cantidad de miradas, muchas de ellas como si se hubieran dicho al rostro las cosas que se pensaban entre ellos, haciendo que predominara a�n m�s, el silencioso y tenso ambiente hostil entre los adversarios y sus armas.
Final del Cap�tulo Tercero. |
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Publicado: Sab Sep 05, 2009 12:21 pm T�tulo del mensaje: |
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Cap�tulo Cuarto
La batalla comenz� con varios movimientos iniciales, que provocaron el desconcierto de Jolene, al ver a un Linebeck con un valor muy escasamente habitual en �l. No hab�a hecho m�s que empezar y Linebeck ya hab�a hecho dos movimientos, a lo que Jolene intent� responder con dureza e intent� matarle, viendo que ya s�lo pod�a hacer algo a la desesperada.
-�Tan dura te cre�as? �dijo Linebeck, con sarcasmo.
Jolene se enfureci� y retrocedi�.
-�C�llate, desgraciado! �exclam� con furia-. �Ahora, conocer�s mi poder!
Retrocedi� unos pocos pasos m�s y corri� hacia Linebeck, sin que �ste supiera la maniobra que ir�a a realizar, salt� y aprovech� el salto para darle potencia a su espada y atacar a Linebeck por sorpresa, haciendo que �l retrocediera y quedara sumido en una confusi�n, limit�ndose s�lo a defenderse de sus ataques.
-�Te gusta? �dijo con iron�a.
Linebeck vio que no ten�a buen aspecto, y la balanza se iba decantando hacia Jolene, la cual quer�a ganar a toda costa por su orgullo como corsaria. Sigui� atacando una y otra vez, e hiri� en dos ocasiones a Linebeck, una en su espalda, y otra en la pierna derecha. Linebeck parec�a que llegaba a las �ltimas, y estaba frente a una Jolene descontrolada y ansiada de sangre, preparando el golpe final.
-Maldita� -dec�a en su agon�a.
Linebeck fue perdiendo poco a poco sus sentidos, sobre todo el o�do, del cual ya no percib�a nada, y su vista se fue nublando lentamente, cada vez m�s borrosa y como si se fuera a caer al suelo, aunque su coraje lo hac�a resistir, tambaleando sus piernas para seguir en el combate. Su agon�a era tan lenta, que ya estaba pensando en su muerte, volver�a con sus queridos padres, pero si no luchaba con honor, se ir�a a la tumba sin haber sido perdonados sus pecados, por lo que sus padres no estar�an orgullosos de �l, as� que sac� fuerzas de donde no las ten�a, y consigui� mantenerse en equilibrio, aunque su cuerpo ya no daba m�s de s�, su coraje lo impulsaba hacia la vida y la victoria, con el objetivo de golpear y ganar a Jolene.
Ella, mientras tanto, estaba atenta a sus movimientos, y acumulando energ�a para el poder de su espada, lo liber� inconscientemente.
-�Sal, hurac�n cortante! �exclam� con fuerza.
El objetivo era Linebeck y ella lo animaba a luchar.
-�Vamos, Linebeck! �le anim�-. �Demuestra que eres todo un lobo de mar!
Aquel hurac�n cortante consist�a en golpear de frente al enemigo, y si daba en el blanco a su objetivo, le realizaba cortes, por lo que Linebeck se estaba jugando la vida, y ella, se tom� los riesgos en serio, y los asumir�a si fuera necesario.
Linebeck, ante sus palabras, no pudo reaccionar lo suficiente, y la espada sagrada brill� ante sus presencias, como si se fuera a desintegrar, pero en realidad, detuvo en seco el ataque hurac�n cortante de la espada de Jolene, y agradeci� a la espada que le hubiera salvado. Poco a poco, recobr� la vista, aunque s�lo una parte, y pod�a ver de frente a Jolene, detenida como una estatua por el efecto especial de la Espada del M�s All�, la de detener el tiempo, as� que Linebeck huy� de ah� por si el tiempo dejaba de detenerse, y avanz� lentamente hacia Jolene, caminando con la pierna lastimada, y forz�ndola hasta el l�mite de su resistencia.
Una vez que el tiempo regres� a ser normal, Linebeck estaba frente a una Jolene impresionada por su coraje que ya no pod�a derrotarlo, as� que Linebeck, sac�ndole coraje a la situaci�n, la golpe� en el brazo derecho, dej�ndoselo inservible, pues era con la que manejaba su espada, y tanto ella como la espada se cayeron al suelo. Actuando de forma limpia y astuta, Linebeck consigui� alzarse con la victoria, mientras que Jolene, no pudiendo agarrar la espada, fue retenida por Linebeck, que la apuntaba a su cuello con la espada sagrada, y ella, viendo que podr�a ser capaz de ello, le dijo:
-�Quieres matarme, no? �pregunt�.
Linebeck se lo neg�.
-�Por qu� me apuntas?
-He ganado, y t� has� -dec�a Linebeck, entrando en agon�a.
Linebeck, habiendo recobrado la vista y en parte el o�do, volvi� al estado anterior, en un estado lento y en parte, ag�nico, donde su cuerpo ya no pod�a aguantarle, la espada sagrada cay� al suelo y �l tambaleaba por momentos, sus piernas ya no pod�an resistir y cay� inconscientemente al suelo, siendo agarrado por Jolene, y �sta, sabiendo que no pod�a utilizar el brazo derecho, us� el izquierdo para levantarlo y acompa�arlo a la parte poblada de la isla. En cuanto llegaron, algunos aldeanos vieron el aspecto de ambos y llamaron a un m�dico. Al cabo de escasos minutos, el m�dico hizo su aparici�n, y gui� a Jolene hacia la casa del anciano Siwan, donde los ir�an a curar.
-�Aguanta! �le exclamaba a Linebeck.
El m�dico entr� en la casa del anciano, y ellos detr�s. Justo antes de entrar a curarles, Jolene pidi� que agarraran las espadas, sobre todo la sagrada, por si ayudar�a a salvar la vida de Linebeck. El m�dico fue curando sus heridas, primero las de Linebeck, a petici�n de Jolene.
-�Esto no tiene buen aspecto! �exclam� observando sus heridas.
Las heridas de Linebeck eran curables, pero bastante complicadas, pues ya ten�a algo desangrada la pierna derecha, el est�mago sufri� algunos golpes, y su espalda estaba con algunos cortes, por lo que el m�dico se apresur� en curarlo. Jolene, viendo que no podr�a curarle debido a que su brazo derecho estaba temporalmente inservible, le fue facilitando los materiales al m�dico, y as�, acelerar su trabajo para que Linebeck consiguiera recuperarse.
Tras un arduo trabajo durante dos horas, consiguieron curarle, pero �l segu�a inconsciente. La espada sagrada fue de nuevo puesta en su arenoso pedestal, el m�dico se hab�a ido, pero le dijo a Jolene que vendr�a m�s tarde para ver c�mo reaccionaba el paciente, sin que antes le curara las heridas a la misma. Jolene, con el brazo vendado, cuid� a Linebeck durante toda la noche, por si ten�a que llamar al m�dico. Mientras lo ve�a inconsciente, record� sus aventuras y la batalla, recordando al Linebeck de entonces y al que ser�a el actual. Not� algunos cambios con el paso de la edad y las situaciones, y al ver siempre a un Linebeck tan cobarde, no se esperaba nada de que su verdadero coraje hac�a aparici�n, ni de que pele� contra Bellum, ni de la batalla que mantuvieron, la cual fue tensa, ardua, y con demasiadas cosas en juego, el orgullo de ambos, el honor, y el error de una batalla a muerte que pudo finalizar en algo mucho peor. Jolene le estuvo cuidando durante toda la noche por si reaccionaba, y mientras tanto, pens� en que las cuentas pendientes ya estaban saldadas, y quer�a hablar con �l tras mucho tiempo de odio personal.
Fin del Cap�tulo Cuarto. |
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R4ml
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Publicado: Mar Sep 22, 2009 5:14 pm T�tulo del mensaje: |
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Cap�tulo Quinto
A la ma�ana siguiente, Jolene se qued� tumbada en el suelo tras cuidar a Linebeck durante la noche, y con la luz del sol llegando hacia el hogar del anciano Siwan, los rayos y la que empezaba a ser una molesta luz, hizo acto de presencia en Linebeck, y ello hizo que despertara inconscientemente. Su cuerpo estaba inm�vil durante toda al noche, y en cuesti�n de minutos, comenz� a moverse lentamente, pues a�n le resent�an las molestias del combate, sobre todo, la espalda, que le hac�a lastimar al apoyarse, ya fuera lenta o r�pidamente. Jolene, oyendo tanto esc�ndalo, despert� y vio a un Linebeck aquejado, pero con vida.
-Vaya, si el cobar�
Pens� que era el cobarde de siempre, pero luego cambi� el discurso, y se disculp�.
-Linebeck, �has despertado? �pregunt�.
�ste, al ver a Jolene tan de cerca, recibi� un tremendo susto y retrocedi� ligeramente.
-�Jolene! �exclam� al ver su presencia-. �Qu� haces aqu�?
Jolene entr� en furia y le rega��.
-�Idiota! �le dijo-, si no fuera por m�, no lo habr�as contado.
Linebeck se extra�� de que lo hubiera salvado, le acab� dando la raz�n, y se disculp�. Despu�s, lastimado casi en su totalidad, intent� levantarse, pero no pudo conseguirlo, haciendo que Jolene interviniera. Ella le pregunt� hacia d�nde quer�a ir: a la taberna, al barco� pero �ste, a�n con somnolencia, le cost� un tiempo darle la respuesta, hasta que, finalmente, se la da.
-�A d�nde quieres ir? �pregunt� Jolene.
Linebeck fue agarrado con cuidado.
-Te llevo.
Linebeck reaccion� y le respondi�.
-Donde hab�amos peleado. Ll�vame all�.
Jolene se impresion�, pues de Linebeck no se esperaba tal cosa, y lo agarr� fijamente para poder caminar hacia el escenario donde se hab�a presenciado aquella cruenta batalla. Mientras iban hacia all�, hab�a momentos en los que ambos no pod�an sostenerse, y estuvieron a punto de caerse, por lo que hicieron unos �ltimos esfuerzos para poder llegar sin problemas. Una vez all�, Linebeck le pidi� que se sentara con �l junto al mar, para contemplarlo y hablar tranquilamente.
Los dos, juntos, contemplaban el mar y el cielo nublado, claro y con las luces del sol poco intensas, dando apariencia de mal d�a, aunque en realidad el sol parec�a querer esconderse.
-�A qu� son bonitas? �dijo Jolene, con cierta simpat�a.
-No sabes cu�nto �le respondi� Linebeck, con nostalgia.
Ambos intercambiaron miradas en varias ocasiones, aunque Jolene siempre hu�a de las miradas y luego volv�a a intercambiarlas con �l, pero �ste, indiferente, no era consciente de lo que le ocurr�a a Jolene, y cada vez que ella lo observaba, pon�a cara de tonto. Jolene, cuando le vio la cara de indiferencia que le pon�a, le agarr� del cuello de la camisa y le agit� varias veces, de una forma salvaje, dejando a Linebeck casi inconsciente.
-�Pero qu� haces? �gritaba Linebeck-. �Eres una animal! �exclam�.
Jolene, ante sus palabras, entr� en mayo c�lera.
-�Maldito! �le dijo con violencia.
Le agarr� mas fuerte del cuello y dejo de de agitarle. Durante un momento hubo una pausa. Nada resonaba ante ellos excepto el sonido del mar y las extra�as melod�as del viento, que antes iba lento, con elegancia y muy finamente, pero luego pas� a cambiar a una melod�a m�s disonante, fr�a, siniestra, y en parte, m�s g�lida con respecto a los vientos anteriores. La pausa se volvi� intermitente, y ante el notable cambio clim�tico, corrieron hacia la isla y Jolene, enfadada, carg� con Linebeck a rastras, para desquitarse de lo idiota que era, y �ste se quejaba por el camino.
-Mujeres� -murmuraba.
El cielo se encapot� de repente y comenzaron a caer varias gotas. Las primeras fueron acompa�adas de aquellos vientos tan g�lidos, que fueron m�s insistentes, y provocaron la
aparici�n de m�s gotas de lluvia. Los aldeanos que estaban fuera de sus casas, regresaron; otros, en cambio, hab�an permanecido en sus casas, y los marineros, quienes ten�an la intenci�n de zarpar por el mar, tuvieron que abstenerse. El mar se hab�a vuelto un tanto salvaje, y no era el mejor momento para realizar la navegaci�n. Linebeck y Jolene consiguieron llegar a tiempo al puerto para refugiarse en el barco, pues la lluvia comenz� a intensificarse con el paso del tiempo, y a los pocos minutos empezaba a caer un enorme torrencial, dejando la isla bastante mojada, y las casas empapadas, pero resist�an la presi�n y la humedad, evitando varios desprendimientos. Habiendo llegado agotados al barco, Jolene descans� dentro del puente, pos� a Linebeck y se sent�. Ambos se aquejaban del cansancio y de la inesperada llegada torrencial.
-�Por poco no lo contamos! �exclam� Linebeck.
Jolene ten�a el aliento agotado, y aunque estuviera enfadad, no pod�a enfadarse con Linebeck, por lo que le esboz� una peque�a sonrisa, e intent� ir hacia �l con la mirada. �ste se alert� con cierto temor e intent� apartarse.
-�Pero qu�?
-Linebeck, no lo soporto m�s �le dijo acerc�ndose a �l.
Ella se le acerc� y le agarr� con fuerza, y albergando un rostro de felicidad m�s que de odio, cosa que Lienebck se pensaba.
-Yo� te amo.
Linebeck estall� de sorpresa y en lugar de emocionarse, quer�a apart�rsela de su camino, a lo que ella intent� acerc�rsele de nuevo, volver a vararle y demostrarle su amor, pero �l, sabiendo por d�nde iban los tiros, fue esquivo y trat� de evitarla.
-Lineebck, que yo te amo �le dijo alocadamente.
�l, tembloroso, decidi� ser fuerte y sac� valor para no aceptar sus sentimientos.
-Yo� no quiero estar contigo.
-�C�mo? �dijo Jolene, que no hab�a escuchado lo que dijo.
Pens� en que �l correspondi� su amor, y creyendo estar segura, le pidi� decirlo en alto.
-Yo�
Movido por la impaciencia, �sta se convirti� durante aquellos instantes en un reto constante para �l. No quer�a herir sus sentimientos, ni tampoco quedar mal con ella de por vida, y pensando en qu� podr�a decir, no quer�a mentirla, pues a largo plazo no podr�a corregir sus errores como en pasadas ocasiones de su vida, por lo que decidi� sacar armarse de coraje, fue al grano y decidi� ser sincero, tanto con ella como consigo mismo, atentando a la suerte.
-Yo� no quiero estar contigo �le dijo con cierta nostalgia.
Jolene, al pensar que la amaba, al enterarse de aquellas nost�lgicas y fr�as palabras, se decepcion�, y proviniendo de Linebeck, a�n le resultaba m�s que extra�o.
-�Por qu�? �le dijo desesperadamente.
Le pidi� que no vacilara y le dijera el porqu� de su rechazo. �ste not� que ella le estaba dejando en un serio compromiso, y necesitaba algo que le pareciera cre�ble, por lo que decidi� dar la cara y serle totalmente sincero.
-�Recuerdas cuando nos conocimos?
-�A qu� viene eso ahora? �pregunt� enfadada.
Pocos segundos despu�s, ella se lo pens� detenidamente. En el acto, record� c�mo se conocieron, el resultado de la casualidad.
-Me salvaste el pellejo, y a partir de ah� me enamor� de ti �le dijo, siendo sincera con �l.
-Yo no quer�a salvarte, si lo hice fue que casualmente, el barco�
Jolene se enfad� de repente.
-��Linebeck!! �exclam� con fuerza-. �C�mo osas decirme esas cosas?
Linebeck se estaba asustando de su enfado.
-�Imb�cil, es lo que eres!
�l se disculp� por su impertinencia y prosiguieron la conversaci�n.
-Aunque nos hayamos conocido de esa forma, fue bastante divertido haber estado contigo, cazando tesoros, robando a los piratas�
Durante un tiempo estuvieron ri�ndose de los viejos tiempos en sus andanzas como cazadores de tesoros en equipo, y cuando pensaron en c�mo se distanciaron, a Jolene no le gust� la idea de volver a recordarlo, pues Linebeck se hab�a ido con buena parte de su bot�n.
-�Pat�n, me robaste mis tesoros! �le dijo casi con violencia.
Linebeck trat� de corregirla.
-�Tesoros?
Le mostr� uno de aquellos objetos que le hab�a robado, a lo que Jolene se impresion� de verlo.
-�Crees que esta tiara es de plata? �le dijo con iron�a-, s� s�lo era de hierro y decorada con gemas semipreciosas; as� que de valor no ten�a mucho.
Le entreg� la tiara y le dej� comprobar lo que dec�a. Tras un tiempo observ�ndolo, tuvo que darle la raz�n y le exculp� del asunto del robo.
-Yo fui una tonta, lo siento�
Linebeck trat� de animarla.
-Bueno, tampoco es que fuera para tanto�
-�Idiota! �exclam�-. �Nunca entender�s los sentimientos de una mujer!
Ella, enfadada y en parte decepcionada, sali� del barco, pero Linebeck, temiendo que la lluvia la pillara de pleno, vio que a�n estaba lloviendo, pero con una magnitud bastante menor tras los vientos racheados y las lluvias torrenciales anteriores. Vio a Jolene en uno de los barcos, donde se dispuso a zarpar. Linebeck trat� de detenerla, y sin embargo, no lo consigui�, y ella hab�a conseguido desatar el nudo del barco, el cual lo amarraba, y el barco comenz� a salir hacia la mar. Linebeck, un tanto nost�lgico, no se explicaba el porqu� se iba de repente, pero ella, consciente o no de sus actos, se dio media vuelta y se despidi� de Linebeck con mucha tristeza, y yendo al fin, cada uno por sus respectivos caminos, sin tener que volver a cruzarse nunca m�s en sus vidas. Linebeck, pocos d�as despu�s de recuperarse de sus heridas, decidi� partir en busca de aventuras hacia otras tierras, donde conseguir tesoros y explorar nuevas tierras, y carg� su barco casi totalmente de v�veres. Los isle�os se despidieron de su h�roe y siguieron haciendo sus vidas como si nada hubiese ocurrido.
Fin del Cap�tulo Quinto y de la historia. |
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